Una sola vez, jugá un nombre,
Nombre que se aparte del que nombrás.
Y lo crearás, con tus manos,
A menos que calles para no ver.
Y la pradera se abre al mirar,
Y sabés que ya contiene esa luz,
Que vas a buscar, al fin,
Y al morir, el calor, sabés,
Que el mar es de llanto.
Una sola vez, sé las aves,
Y el cielo también para navegar.
Con tu corazón, en cascada,
Vas llegando al vado de la verdad.
Y la pradera se abre al mirar,
Y sabés que ya contiene esa luz,
Que vas a buscar, al fin,
Y al morir, el calor, sabés,
Que el mar es de llanto.