Oiga, señor vino,
me va a contestar, pero con franqueza:
¿por qué le quita toda la firmeza
a quien se encuentra en su camino?
Sólo por beber una copita de más,
hasta a las personas tranquilas,
amigo vino, con desaliño,
¡vuesa merced hace andar a gatas!
Es mal procedimiento
y hay intención en lo que hace.
Si se entra en desequilibrio,
no hay equilibrio que valga.
Las leyes de la Física fallan
y la vertical de cualquier lugar
oscila sin detenerse
y deja de ser perpendicular.
"Yo fui", responde el vino,
"la hoja suelta bailando al viento,
fui rayo de sol en el firmamento
que traje a la uva dulce cariño.
Aún guardo el calor del sol
y así incluso infundo vida,
aumento el valor sea de quien sea,
en buena cuenta, peso y medida.
Y sólo hago mal a quien
me ningunea
y menosprecia.
Quien me trata como agua,
¡es ofensa y la pago!
Yo soy así.
Vuesa merced tiene razón
y es ingratitud
hablar mal del vino.
Y a probar lo que digo
vamos, amigo mío,
¡otra copita!