Estaba anoche tumbado en mi cama, mirando
un techo lleno de estrellas
cuando, de pronto, me di cuenta.
Sólo quiero que sepas cómo me siento.
Vivimos juntos en una fotografía del tiempo,
te miro a los ojos
y los mares se abren ante mí.
Te digo que te amo
y que siempre lo haré,
y sé que tú no puedes decir lo mismo,
sé que tú no puedes decir lo mismo.
Así que sólo me queda recoger
los indicios, los pequeños símbolos de tu devoción.
Así que sólo me queda recoger
los indicios, los pequeños símbolos de tu devoción.
Y siento tus puños,
y sé que que ya no queda amor,
y siento el látigo,
y sé que ya no queda amor,
y siento tus ojos ardientes perforando agujeros
directos a mi corazón.
Ya no queda amor.
Ya no queda amor.
Lo acepto y recojo de mi cuerpo
los recuerdos de tu devoción.
Lo acepto y recojo de mi cuerpo
los recuerdos de tu devoción.
Y siento tus puños,
y sé que que ya no queda amor,
y siento el látigo,
y sé que ya no queda amor,
y siento tus ojos ardientes perforando agujeros
directos a mi corazón.
Ya no queda amor.
Ya no queda amor.
Dame algo de amor de verdad,
dame algo de amor intenso,
llénate de amor.
Puños, puños, puñados de amor...