El dormir sin sueños caerá como un pozo hondo y venenoso
En los pájaros del campanario y este hotel de luces rojas
Así que baja tu pistola, abuela
Los hombres de la compañía nunca vinieron a ti
Pero no desfrunzas el ceño, abuela
Los ratones en el patio se han comido las plantas que hiciste crecer
Sirve tu té amargo para nuestro dulce, embriagado invitado
Piedras perfectamente pulidas pero esta brisa os supera a los dos
Así que baja tu pistola, abuela
El deber de los hombres nunca recayó sobre ti
Cuando desfrunzas el ceño, abuela
Tus amigos, son joyas, el doble más bonitas y pocas